Siempre pensé que se debía a un problema orgánico, a algo que de alguna manera se podría modificar y siempre sospeché de los parásitos, tal vez por las clases de biología en los primeros años de secundaria. En esos días me daba miedo tocar cualquier cosa pensando en que me podía infectar algún bicho de esos que estábamos estudiando, es fácil aprender algo sobre las parasitosis si te lo enseñan.
Era una de mis sospechas pero también la intoxicación por metales se presentaba como importante.
Un par de meses después me encontré con los grupos que tratan, desparasitando con fármacos y usando de dióxido de cloro, los síntomas que encuadran bajo la etiqueta de autismo.
Me sentí muy identificado con algunos síntomas que se describen y encontré que muchas personas tenemos alguno de esos, entonces pensé que simplemente tenemos parásitos que son los que nos dañan de alguna manera y los causan.
Estudié lo de los metales en el pelo y vi que en los grupos que usaban el dióxido de cloro, decían que éste los oxidaba y así se eliminaban fácilmente. Entonces descarté la opción de tratamientos específicos para quitar metales porque no me harían falta.
Seguí estudiando y en los primeros meses de 2017 me di cuenta de que el dióxido de cloro funciona porque mata parásitos. De hecho se empezó a difundir su utilidad cuando se usó para tratar malaria, que es una infección por parásitos protozoos del grupo plasmodium.
Seguramente mataría también parásitos que afectan a nuestras neuronas pensé, y ya no me preocupe por los metales. Un cuerpo sano y fuerte, es capaz de eliminar por sí solo metales a través del pelo y de otras maneras.
Empecé a usar antiparasitarios que compré por Internet dado que no sabía que eran de venta libre, siguiendo las pautas de los grupos de autismo al tiempo que estudiaba cual sería la mejor manera dado que unos usan unos fármacos y otros otros e incluso para meter dióxido de cloro en el cuerpo, también tienen métodos diferentes.
A finales del 17 tenía más o menos claro lo que pensaba que era mejor y el 31 de diciembre empecé el primer ciclo de los muchos que hice de forma casi initerrumpida por 2 años.
Hice 9 ciclos con pirantel y mebendazol uno en cada luna llena y enemas con clorito activado a diario, hasta que dejé de ver cosas en el inodoro, descansé un mes y empecé con albendazol por 3 meses, siempre con cautela.
Al mismo tiempo compartía mi experiencia en un grupo de WhatsApp, que era el único al que pertenecía entonces en lo que tiene que ver con salud.
En ese grupo mis intervenciones se estaban volviendo radicales dado que mi planteamiento lo es y no conseguía que me siguieran, al contrario más veces a pasado que se enfadaran por mi intransigencia.
Sin embargo a medida que el tiempo pasaba, empezaban a aparecer casos de mejoras en muchos aspecto en mi mismo y en otras personas gracias a desparasitar.
Convencido de que mi planteamiento estaba bien fundamentado veía que me hacía falta un entorno con gentes con quién desarrollar este tema y avanzar.
Entonces decidí crear este grupo que hoy 8 de agosto de 2020, cumple un año.
Estoy muy contento con todo lo aprendido e ilusionado con tanto que podemos aprender. Me gusta mucho estudiar, y hacerlo así, compartido con tanta gente aportando sus conocimientos y experiencias está buenísimo.
Casi cada día descubro una nueva relación interesante entre las parasitosis y algún síntoma de alguna enfermedad.
Y qué bueno es tener con quién compartirlo y a la vez la satisfacción de ver los testimonios de recuperación de algún aspecto de la salud que vemos aquí, que son ni más ni menos que casos de éxito.
A ver qué más conseguimos!
Gracias por estar y aportar.